Para empezar, contanos un poco sobre vos. ¿Cómo descubriste tu conexión especial con el agua y qué significado tiene en tu vida?
Siempre sentí una conexión especial y nutritiva con la naturaleza y el agua. Ahí es donde mi ser se siente en casa y mi esencia puede expandirse. Recuerdo varios momentos clave: uno en Lago Puelo, donde me quedé flotando en la orilla sintiendo una sensación de plenitud y relajación; y otro en una Mikve, un baño ritual hebreo de purificación y limpieza, donde experimenté una calma profunda y mi mente se despejó por completo. La presencia del agua en mi vida es fundamental: me inspira, me calma, me despierta entusiasmo y amor.
En tu recorrido como terapeuta holístico, creaste Maimahavá. ¿Podrías explicarnos en qué consiste esta técnica y qué la hace diferente de otras terapias acuáticas?
En 2018 sentí un fuerte llamado a darle forma y compartir mi visión y experiencia en el agua. Me formé en Aguahara, pero a lo largo de mi camino como terapeuta fui incorporando otras técnicas y herramientas que enriquecieron la práctica.
Empecé a cantar de forma intuitiva y a incluir lecturas de aura, que ayudan a abrir el campo energético y favorecen la introspección. Muchas veces, estas lecturas traen verdades en forma de imágenes que pueden liberar emociones profundas. Además, integro técnicas de masaje, tanto intuitivo como craneosacral. En esencia, me permito fluir con lo que cada flotante necesita, usando estas herramientas de manera personalizada.
Para alguien que nunca experimentó una sesión de Maimahavá, ¿cómo describirías el proceso y la sensación que se vive en el agua?
El viaje es progresivo. Primero, nos tomamos un momento para llegar al espacio, registrar el entorno y sintonizar con nuestro interior. Luego, mantenemos una breve charla para actualizar sentires.
Suelo abrir las sesiones con una lectura energética para traer imágenes que nutran y abran el campo durante la sesión. Luego, la persona comienza a flotar en quietud por un tiempo, permitiendo que el cuerpo y la mente se relajen.
Gradualmente, los movimientos se amplían hasta llegar, si es adecuado, a una inmersión. La velocidad y la intensidad de cada sesión dependen de lo que la persona necesite en ese momento. Finalmente, acompaño al flotante a ponerse de pie, con ojos cerrados y en silencio, para decantar la experiencia antes de salir del agua y emprender la vuelta a casa.
Sabemos que el agua tiene un gran poder sanador. ¿Cuáles son los principales beneficios, tanto emocionales como físicos, que pueden experimentar quienes se sumergen en esta práctica?
Los beneficios de entrar en el agua de forma consciente son numerosos:
El agua es una poderosa medicina que brinda a cada persona lo que necesita en su momento.
Como en todo camino, seguro enfrentaste desafíos. ¿Cuál ha sido el mayor reto que encontraste en tu recorrido como terapeuta acuático?
El mayor desafío ha sido aprender a darle a cada persona exactamente lo que necesita. Escuchar con atención cuánta velocidad, cercanía o intensidad requiere cada flotante en cada sesión. Es un proceso de generar espacio para que las tensiones se liberen sin apurar el proceso.
El agua me ha enseñado a fluir con calma y a profundizar en la escucha, y aún sigo aprendiendo de su maestría.
A lo largo de estos años, habrás vivido muchas experiencias con pacientes y alumnos. ¿Hay alguna historia en particular que te haya marcado y que te gustaría compartir?
Recuerdo una sesión muy especial en la que una flotante entró en un llanto profundo y prolongado. Sentía su miedo, pero al mismo tiempo, una profunda calma en mi interior. Decidí sostener el espacio y darle el tiempo necesario para liberar lo que fuera que estaba guardado en su interior.
La sesión terminó durando el doble de lo habitual, pero fue un momento clave para ella y también para mí. Me recordó la importancia de la paciencia y del respeto por el proceso de cada persona.
Este año mencionaste que Maimahavá vuelve a abrir sus puertas. ¿Cuáles son tus próximos pasos y cómo puede la gente sumarse a esta experiencia?
Sí, este año Maimahavá vuelve a abrir sus puertas para seguir expandiendo su red acuática. Continuaremos con las prácticas de los alumnos que ya han pasado por la experiencia y recibiremos a nuevas personas interesadas.
El primer paso siempre es acercarse al agua, tomar una sesión o participar en un evento. A partir de ahí, el proceso comienza a desplegarse de manera natural.
Estoy creando dos formatos de experiencia: uno intensivo y otro de frecuencia semanal. Está abierto para todas aquellas personas que resuenan con el agua y su magia.
Si sentís el llamado, te invito a sumarte y vivir esta experiencia transformadora.